Cuando María es diagnosticada de una grave enfermedad, encuentra la fortaleza necesaria para luchar contra ella con uñas y dientes, tratando de esquivar al miedo. Entre muchas otras lecciones, la joven nos traslada la más importante: hay que beberse la vida a tragos, disfrutar de cada día como si fuera el último, y hasta tal punto su actitud es contagiosa que surge a su alrededor un movimiento, Siempre fuertes, que traspasa fronteras, porque es imposible ponerle puertas a la empatía, la solidaridad y el amor.

Una narración conmovedora, escrita desde ese cielo en el que se encuentra María, un paseo por el corazón limpio y puro de una joven a la que el destino se llevó antes de tiempo, pero que jamás morirá porque sigue viva en nuestros corazones. Su familia, sus amigos y miles de seguidores, han tatuado el lema Siempre fuertes en su piel. Ahora el lector quedará marcado para siempre por la huella de María en ese lugar indeleble: el alma.